En inglés se conoce al dormitorio de guagua como nursery, “el lugar donde algo es nutrido y cuidado”. Cuando nuestros hijos son pequeños su dormitorio suele cumplir con esta premisa, de ser el lugar donde los nutrimos y cuidamos, pero con el rápido pasar de los primeros años, su pieza se convierte en una selva de juguetes entre los cuales queda atrapada la cama.
La idea es que el dormitorio sea un lugar de descanso para nuestros niños, para que aprendan a diferenciar los espacios y las funciones para las que cada espacio está destinado. El baño es para asearse, la cocina para comer y el dormitorio para descansar. Es importante que la habitación sea de colores neutros, que permitan que el niño se relaje.
Para las niñas el clásico rosado puede acompañarse con gris o un dorado suave y resulta en una combinación dulce y elegante a la vez. Mientras que para los niños, los motivos con animales o la temática náutica resultan entretenidos para salir del celeste.
Si prefieres preparar el dormitorio sin conocer el sexo de tu hijo, entonces puedes optar por un look neutro, que queda muy bien con tonos pasteles como gris perla, beige, crudo y hasta verde menta.
Se recomienda incluir una mecedora o sillón cómodo para alimentar a tu hijo, para que reconozca siempre su dormitorio como un espacio de tranquilidad.